sábado, 31 de agosto de 2013

La Maldición del Trovador

Tomé ansioso mi celular. Escribí un mensaje de texto y adjunte la foto que hacía un momento había tomado y la envié. Sabía que la respuesta iba a ser inmediata. Mientras la esperaba, volví a mirar por la ventana de mi departamento. Quería estar seguro de que lo que veía era real. Estuve tentado de acercarme hasta allí, pero decidí esperar a que viniera Germán,mi amigo. El mensaje me llegó."Noooo,me estas jodiendo! Voy para allá". 
Sabía que me iba a contestar algo así,estaría tan sorprendido como yo. Él vivía a tan solo tres calles de mi casa,así que era cuestión de esperar sólo unos minutos para que llegara.
Suena el portero y le abro. Me saludó todavía respirando dificultosamente, evidenciando que había venido corriendo. Se acerca a la ventana y su expresión era similar a la que aún tenía yo: de incredulidad.
-"¡¿Vamos para allá?!", me preguntó
-"Si,¡Vamos!",le contesté sin dudar y salimos.
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De chico había en mi barrio un hombre que contaba historias. Era mayor,yo le calculaba unos cincuenta años más o menos y siempre se sentaba en un banco de la plaza, preferentemente ocupado. Pidiendo permiso se acomodaba con movimientos lentos y sin que nadie se lo pidiera, comenzaba a relatar alguna historia. Eran entretenidas,más para los más pequeños. Pero también lo eran para los adultos, porque rara vez se iban antes de que terminara sus historias. Siempre fumaba puros y tosía y carraspeaba muy seguido,seguramente a causa del tabaco y su avanzada edad. Lo creían loco, pero un loco indefenso al que sólo le gustaba hablar e inventar cosas.
La primera vez que lo vi estaba con dos amigos jugando a la bolita en la plaza y el pasó caminando cerca nuestro. Al vernos ahí,se sentó y comenzó a hablarnos. Nos preguntó si sabíamos la historia de ese juego y sin esperar que contestemos empezó a relatarnos,lo que supongo, era un invento. Cuando terminó,se fue. Así,sin más preámbulos. 
Recuerdo con gracia que ese día, mientras nos hablaba, cada tanto paraba para carraspear y  escupir al aire. Por el desagradable sonido que hacía parecía que se le iba a salir un pedazo de laringe. Luego largaba el escupitajo que en su largo camino al suelo dibujaba extrañas figuras en el aire. Cuando se iba intentábamos hacer lo mismo pero nunca pudimos.
A partir de ese día, comencé a prestarle atención. Siempre lo veía allí,sentado, hablando con cualquiera que quisiera escucharlo. En esa plaza nunca le iba a faltar compañía, porque era muy grande,con muchos árboles y juegos. Era un hermoso espacio verde que también se utilizaba para hacer deportes. Sea verano o invierno siempre había alguien.
Hasta que un día no lo vimos más. Desapareció. Nadie sabía de él,y seamos sinceros,a nadie le importó. Cada tanto,cuando nos reuníamos con mis amigos de la infancia, nos acordábamos de él.
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Salimos del edificio caminando rápidamente. La vereda estaba atestada de gente y para evitarlos caminamos sobre el cordón de la vereda. Esperamos que el semáforo nos diera paso y cruzamos la calle con rumbo a la plaza. Al acercarnos fuimos aminorando la velocidad hasta detenernos completamente. Lo teníamos a solo unos metros. Nos quedamos absortos mirándolo. Era él. Treinta años después de haber desaparecido de un día para el otro. 
Estaba sentado,fumando un puro y hablando con una señora. A pesar del tiempo que pasó estaba exactamente igual, hasta vestía ropas contemporáneas. Habíamos pasado inadvertidos para él debido a la gran cantidad de personas que iban y venían por la plaza. 
-"Esto no puede ser verdad...,debe ser el hermano o algún pariente...",me dijo Germán mirándolo fijamente.
-"La verdad no sé...¿que hacemos,le preguntamos?
-"vamos a esperar a que se vaya la mujer o él y le preguntamos. Vamos a sentarnos allá". Y nos fuimos a sentar sin dejar de mirarlo. Era increíble. Lo veíamos y no le creíamos. ¿Cómo podía ser que una persona después de treinta años esté exactamente igual? ¿Qué le había pasado todo este tiempo?
-"Capaz que el viejo estuvo en coma o algo así...¿Viste que hay casos en el que pasan años en estado vegetativo y de repente se despiertan y siguen como si nada...o capaz lo congelaron como a Walt Disney". Lo miré pensando que bromeaba pero Germán lo decía con seriedad, mientras seguía sin quitarle un segundo los ojos de encima.
El viejo continuaba hablando con la mujer. Ella solo lo escuchaba y asentía sin decir nada. Él fumaba su puro y movía las manos acompañando su relato mientras nosotros nos planteábamos seriamente intervenir en la charla porque la espera nos estaba matando. De pronto la señora lo saluda y nosotros nos paramos velozmente ni bien vimos que ella inclinaba su cuerpo para tomar envión y ponerse de pie.
-"¡¿Qué hacemos ahora?!,¿nos sentamos con él?", le pregunto con algo de nervios
-"¡Si,ni hablar!"
La señora no se había alejado ni dos pasos, que nosotros ya estábamos sobre él.
-"¿Le molesta jefe si nos sentamos acá?", le pregunto Germán.
-"Para nada muchachos,siéntense,así de paso me acompañan",nos respondió con suma amabilidad...¡y con la misma voz que le recordábamos! Nos cruzamos miradas sorprendidas mientras nos sentábamos a su lado. Él miraba hacia la calle,echando un humo espeso por la boca. Tocio un par de veces y luego comenzó a carraspear con brusquedad y lanzó una salivazo que llegó a una gran distancia. Ya no quedaban dudas, era él.
-"Aaaah,por fin me lo pude sacar...no podía hacerlo con la mujer a mi lado, ustedes sepan disculpar muchachos...". Nos miramos y sonreímos.
-"No hay problema", le dijimos y Germán ya sin control lo inquirió
-"Maestro,le tenemos que preguntar algo,esperamos sepa entender y no se ofenda por la forma en que lo hacemos...¿Puede ser que usted venía a esta plaza hace unos treinta años? Nos parece muy familiar su rostro..."
El viejo nos observó minuciosamente antes de contestar,mientras el humo salía de su nariz y boca. Luego miró hacia la calle y dijo:
-"Si,...he viajado mucho durante mi vida,mucho. Recuerdo haber estado acá antes,hace varios años". Y nos miró,entre preocupado e intrigado.Parecía que le molestó haber ser reconocido.
-"¿Nos conocemos,muchachos?, nos preguntó
-"Creemos que sí, usted venía siempre a esta plaza y se sentaba a hablar con las personas...hablaba con todos. A nosotros nos contó varias historias también", dije queriendo llegar rápido a lo que de verdad nos interesaba.
Me contestó con un "Ajá",y se quedó esperando la otra pregunta, la que sabía que le íbamos a hacer.
-"Le vamos a ser sinceros señor...aunque pasaron muchos años a usted se lo ve igual...Como si no hubieran pasado los años..."
El viejo se quedo en silencio,pensativo. Se mordió el labio superior y suspiró. Nos volvió a mirar de arriba a abajo a los dos y finalmente nos dijo:
-"Les voy a contar una historia...",nos dijo, y comenzó a narrarnos la historia.
-"Hubo una vez un extraordinario trovador que vivió en la Francia de la Edad Media. Este hombre iba de pueblo en pueblo cantando para los pobladores y con cada soneto que era escuchado,el trovador absorbía parte de su energía,que lo mantenía vivo y joven.  Era una maldición para él, porqué no podía dejar de hacerlo. La música era su vida. Para morir tenía que dejar de hacer lo que más le gustaba, que era cantar. Prefirió vivir en soledad,pero haciendo lo que más le gustaba,que era compartir su arte. El martirio era tan grande que  cada tanto dejaba de hacerlo,y su vida se consumía como la de cualquier persona normal, pero sufría horrores no cantar. Los pobladores que lo veían le pedían que les recite alguna canción y él no podía decir que no. La pasión y el ego de sentirse admirado fueron su perdición. Los siglos pasaron y vio caer imperios,reyes y naciones. Vivió las guerras en carne propia y siempre hizo lo suyo. Un día conoció a una mujer de la que se enamoró locamente,y ella de él. Esta mujer,aún conociendo su maldición decidió ser su mujer,y le dio un hijo. Ese hijo, sin saberlo, fue su salvación. A partir del nacimiento del niño, el trovador comenzó a envejecer con normalidad y murió en paz. Lo que nunca supo es que le pasó la maldición a su hijo, que aunque nunca fue bueno para el canto o los instrumentos, si lo era para narrar historias..."
Cuando terminó de hablar, vimos que el viejo tenía la mirada perdida en algún punto de la calle. Nos pidió perdón, y se fue caminando lentamente.
Nosotros nos quedamos en silencio,absortos por la increíble historia que acabábamos de escuchar y con la sensación de que le habíamos dado algo más que un rato de atención a un viejo loco.
                                                                                                                               FIN

domingo, 25 de agosto de 2013

Amor a la Música

8 y 45 de la mañana. Me acercaba caminando con dificultad al negocio de electrodomésticos donde solía dar mi "show" todos los días . 
Cada mañana las nueve,hiciera frío o calor,estaba ahí, sin falta. La gente del barrio me conoce de hace años y siempre me saludaban cariñosamente. Gracias a ellos mi vida era más llevadera. 
Van 15 años ya de que vivo así,en situación de calle. La caridad y buena onda de los vecinos hace que mi vida valga la pena. Y también lo hace la música. Sobre todo la música.
Cuando la desgracia me dejó a la buena de Dios pensé en acabar con mi vida. Fueron dos años terribles en los que la depresión y la falta de amigos y familiares que me apoyen hicieron que mis ganas de vivir se apagaran lentamente. 
Pero salí,con mucho esfuerzo y el apoyo de la maravillosa gente del barrio. Personas desconocidas que me regalaban sonrisas,charlas y me ayudaban con comida y ropa. El Padre Luis me dio un espacio en la iglesia para que pase las noches y así evitar dormir a la intemperie. 
En todos estos años, mi gran descubrimiento fue la música. Era mágica. Ella me ayudaba a viajar,a salir de la realidad en la que estaba inmerso. Amaba los sonidos de los instrumentos,de las voces y coros de cada canción que escuchaba. La hacía mía. Mi cuerpo la absorbía y me daba energía positiva, que luego la compartía con los demás.
Cuando el negocio abría cada mañana,una de las primeras cosas que hacía Miguel,mi amigo el empleado,era poner un enorme equipo de música en la puerta y prenderlo. Yo me acomodaba a un costado, apoyado en la pared, en donde cantaba,bailaba y hacía la mímica de las canciones en inglés. 
Miguel,sin que el dueño se entere,me había grabado un disco compacto con las canciones que más me gustaban. Con ellas, yo después teatralizaba y me ganaba unas monedas,que muchas veces y gracias a Dios, era más de lo que esperaba. Mi idea era juntar dinero para comprarme algún aparato para poder escuchar música a la noche,antes de dormir. Me faltaba mucho todavía,pero Miguel me dijo que si podía me iba a hacer un descuento,pero que no le dijera nada a nadie. Y yo era una tumba.
Llego al local y justo en ese momento Miguel abre la persiana,como si estuviéramos sincronizados.
-"¡Buen día Miguel! ¿cómo estás?"
-"¡Buen día Mario! ¿Con ganas de cantar?",me dijo guiñándome un ojo.
-"¡Más vale! El día que no pueda voy a sentirme como el Diego en el 94...",y los dos nos reímos con ganas.
-"Sos un groso,Marito,sabélo...¿desayunaste algo ya?
-"No,todavía nada"
-"Tomá,empezá tu show con algo en el estómago",me dijo y me dio dos galletitas.
-"!Gracias Miguelito! El primer tema te lo dedico a vos", le dije agradeciéndole
Me comí las galletitas mientras lo veía acomodar en la vereda parrillas portátiles,tendederos y bicicletas. Cuando terminó ,acomodó en la puerta el equipo de música y puso mi disco.  
-"Bueno...me voy a poner a trabajar. Suerte",me sonrió y se fue adentro. No pasó ni cinco segundos y volvió.
-"Me olvidaba,tomá...",y me dio el control remoto sin que lo vieran. Lo agarré y me lo guardé en el bolsillo de mi saco.
La calle lentamente se fue poblando de transeúntes y aquellos que estaban de paso me miraban extrañados o se reían sin dejarme nada. Pero muchos otros se quedaban a escucharme cantar o ver como bailaba,que no era mi fuerte pero era un complemento a las canciones. Mi CD incluía a varios artistas de distintos géneros,desde Los Pericos hasta The Doors,y cada canción tenía su propia coreografía y dramatización: me tocaba el corazón,levantaba las manos,cerraba los ojos, me abrazaba o movía las caderas según la letra. Si era en otro idioma improvisaba. En "Ojos de Ciudad" de Los Pericos,tocaba la gaita con más ganas que los gaiteros mismos,y era un punto alto en mi actuación. A los chicos les encantaba verme"tocar" ese instrumento. Para las chicas tenía preparado temas como "Lady in Red",de Chris de Burgh,varios de Bon Jovi,y también tenía algunos temas viejos de Camilo Sesto o José Luis Perales que hacían que las señoras más grandes me dejaran buena propina. Pero también cantaba temas que me gustaban a mi,si me daban algo,mejor,pero era para disfrute personal. 
A media mañana ya había juntado varios pesos,que me alcanzaban para un café con leche y hasta para guardar para mi MP3. Aunque el cafetero siempre me lo regalaba yo siempre tenía la plata con la intención de pagarle. El me pedía a cambio que le cante un tango de Gardel,que tenía grabado especialmente para él. "El día que me quieras" era su paga. Hoy parece que le gustó más que de costumbre porque el vaso vino acompañado de una medialuna.
Al mediodía me tomé un descanso para comer. Fui hasta lo de Doña Camen que todos los días me agasajaba con un plato caliente de comida y un vaso de gaseosa o jugo. Sé reconocer que en cierta forma soy un privilegiado. La gente me aprecia y me demuestra cariño en todo momento y yo se los compenso con mis canciones y dándole una mano,como sacando las hojas de la zanja o jugando con sus perros,aunque nadie me lo pedía,pero igual lo hacía. Era lo más justo. 
Después de comer,volví a mi trabajo. Tenía la panza llena y las canciones empezaban a  brotar del fondo de mi alma. 
Hoy estaba con más entusiasmo que nunca e iba a dar lo mejor de mi. Arranqué con cantantes españoles porque a esa hora pasaban muchas mujeres que gustaban de ellos. Yo lo sabía muy bien. 
A la tarde apuntaba al público adolescente. Mucho no me gustaban pero los chicos y chicas se quedaban a cantar conmigo o sólo a verme bailar. No solían dejarme dindero, pero me gustaba verlos a mi alrededor disfrutando de mi show. Me hacía bien,esa es la verdad. Son energía pura.
Anochecía,y Miguelito junto a sus compañeros empezaron a guardar las cosas. El negocio iba a cerrar y yo me tenía que ir después de un lindo día, lleno de canciones y buenas vibras de la gente. Saludé a Miguel, devolviéndole el control remoto sin que nadie me viera, y después saludé a los demás empleados. Finalmente, me fui rumbo a la iglesia,a hablar un rato como todas las noches con el Padre Luis. La paz  que me transmitía me ayudaba a dormir. Él era otra de las personas importantes en mi vida. Era un amante de la música como yo y a veces hablábamos por horas de ese tema. Además de darme cobijo en la noche, siempre tenía un plato de comida para mi. 
Cuando llegué a la iglesia estaba parado, como esperándome. Entré y estuvimos charlando por un rato mientras yo comía.
-"Mario,tengo una sorpresa para vos", me dijo justo cuando terminaba de comer. Se levantó y salió por la puerta trasera.
Me quedé muy intrigado,¿Qué podría ser? Me quedé mirando hacia la puerta, esperando como un chico a los reyes Magos
De pronto apareció con una cajita envuelta en papel de regalo,y detrás de él Doña Carmen con una gran torta. Y David,el cafetero. Y Juan,el del kiosco. Hasta habían venido algunos de los chicos que me veían al salir del colegio.Y más y más vecinos. Todos con algún regalo en las manos.
Se habían acordado que era mi cumpleaños. No aguanté y me largué a llorar como un niño. Lloraba de felicidad. El Padre Luis me abrió la cajita que tenía en las manos y era el MP3, -"con todas las canciones que a vos te gustan", me dijo. 
No podía parar de llorar. Todos me abrazaron y a ninguno le importó el mal olor que yo tenía. No podía darme el lujo de bañarme seguido, pero ninguno me evitó,y cada uno de los invitados me deseó un feliz cumpleaños dándome un abrazo No entraba nadie más en el pequeño espacio en el que estábamos.
-"Todavía falta el regalo más importante...", me dijo el Padre Luis al tiempo que los demás se iban abriendo para que pudiera ver hacia la puerta. El último era Miguelito, y traía una silla de ruedas. 
No podía creerlo. 
Desde que tuve el accidente a los 20 años que andaba por la vida movilizándome con las manos. Lloré como nunca, desconsoladamente. No tenía palabras para agradecerles a esas personas por todo lo que hacían por mi cada día de mi vida. Y si las tuviera no podría decirlas porque un nudo marinero atravesaba mi garganta.
-"No te quiero escuchar que agradezcas nada,Mario,por favor,¿eh?", me dijo el Padre. No lo hice porque no podía. Luego me cantaron el Feliz Cumpleaños,comimos torta y finalmente todos se fueron. Sin embargo no podía decir que me había quedado solo. Esta noche me iba a ir a dormir sabiéndome amado y con música en mi corazón.
Soy feliz, no me falta nada en la vida. ¿Alguien lo puede dudar?
                                                                                                                       FIN

sábado, 24 de agosto de 2013

Carina y Hugo

Te acercaste, me tomaste de la cintura y me besaste suavemente. Sin que me diera cuenta,con una de tus manos,sacaste algo de tu cintura y te acercaste a mi oído:
-"Hasta que la muerte nos separe,mi vida",me dijiste sonriendo.
Y me disparaste en el pecho. Luego te pusiste el arma en la boca y volviste a disparar. Tu cuerpo cayó sobre el de mio ,como en una lúgubre escena de amor, pero bañada en sangre.
                                                                 ............................................
Los jóvenes se conocieron en el secundario,el lugar en donde nacen las grandes amistades y los grandes amores.
Para Hugo no fue fácil llegar al corazón de Carina. Para ella, el era un compañero más que ni siquiera le hablaba. Para él, ella era imposible. Su timidez era el muro que los separaba. Pero el paso del tiempo hizo que esto cambiara.
En tercer año Hugo era delegado del curso. Había crecido física y mentalmente y tenía un carisma que lo hizo muy popular,no sólo en su aula sino también en todo el colegio. Y Carina,antes indiferente,ahora lo veía con otros ojos. Ahora era aceptado por todos,admirado por sus compañeros y hasta por el cuerpo de docentes y directivos. A Hugo solo le faltaba algo,y era ella.
Y lo logró. Y no se separó de ella nunca más . Todos y cada uno de los momentos del día,los encontraban siempre juntos. Donde estuviera uno,estaba el otro.
Todo en sus vidas era color de rosa: tenían excelentes notas,muchos amigos y cada día se amaban más. Pero Hugo se guardaba algo que ni siquiera ella lo sabía.
Por varios meses había juntado dinero con el único de fin de comprarse un arma. Cortó el césped de vecinos, paseo perros, dio clases particulares y hacía cualquier actividad que lo ayudara a juntar el dinero que necesitaba. Lo había planeado hacía un tiempo largo y era casi una obsesión,y su nueva vida,aparecida casi sin querer,no lo había echo cambiar de parecer. Seguía siendo su objetivo y lo iba a llevar a cabo pese a todo. Aún con ella a su lado. 
Una de las pocas veces que no estuvo junto a su inseparable novia,aprovecho para ir a la casa de un amigo que iba a comprarla por él. No podía ir el personalmente,necesitaba de un tercero. Lo esperó en su casa y a la hora y media aproximadamente había vuelto con algo envuelto en una bolsa. Ya la tenía.Faltaba el siguiente paso,el más importante. 
Al día siguiente,sentado junto a Carina a la sombra del árbol de su hermoso patio le dice:
-"Quiero que veas algo, pero por favor no te asustes, ¡por favor te lo pido!...¿puede ser?", le preguntó a Carina.
Lentamente saca de su cintura un arma.
Ella abrió grandes sus ojos, muy espantada. Se tapó la boca con ambas manos, apenas haciendo un sonido gutural. Era tal su expresión de miedo que había echado su cuerpo hacia atrás,como si le hubiera gatillado el arma.
-"Tranquila, tranquila...¡esta vacía!"y tomaba el arma del caño,temeroso aún sabiendo que no tenía balas.
-"Se la compré a mi viejo,la tiene hace años y me da miedo que un día se mande una cagada...su problema con la bebida  y tener esto en casa me tenía preocupado desde hace años. Así que aproveche que no tiene un mango, junté plata y mandé a alguien de su confianza que conozco, le conté como venía la mano y le dije si me hacía el favor de ir a comprársela. La pagué más de lo que vale, pero sabía que si no le daba mucho plata no la iba a vender...".
Carina aún seguía aterrada. Le dijo que la haga desaparecer ya y que no la quería ver cerca nunca más. Sin más,fueron al arroyo más cercano y sin que nadie los viera la tiraron lo más lejos y profundo posible.
En el camino, ya más relajados luego de deshacerse del arma, ella lo abrazó interminablemente.
Nuevamente en la casa, Carina le dice:
-"Hace días que quiero mostrarte esto, aunque me parecía un poco tonto...pero creo que es el momento justo...",y saca unas hojas que había escrito.
Él,con cara de sorprendido,lo lee atentamente. Eran anotaciones en una hoja de carpeta, en la que relataba un extraño sueño que tuvo. El último párrafo lo leyó dos veces,la segunda en voz alta:
-"...Hasta que la muerte nos separe,mi vida,me dijiste sonriendo. Y me disparaste en el pecho..."
                                                                                                                FIN 




jueves, 22 de agosto de 2013

Viaje de Ida

Leonel tenía las manos congeladas. El frío viento invernal le pegaba de frente y no tenía forma de protegerse de él.
La parada de colectivo en la que esperaba estaba a la intemperie, sin árboles ni paredes cerca en la cual guarecerse. 
Movía sus pies sin cesar para poder calentar su cuerpo. Cada minuto que pasaba se arrepentía de haberse levantado tan temprano. No era un buen día para salir a robar. Todavía faltaban varias horas para que salga el sol y la ropa que llevaba era insuficiente para contrarrestar el frío. Cuando estuvo a punto de volverse a su casa el colectivo asomó a lo lejos. Esperaba con ansias estar dentro del vehículo, con mucha gente a su alrededor apretujándolo. Hoy iba a servirle no sólo para revisar carteras y bolsillos sino también para evitar el frío. 
Cuando el ómnibus se acercó lo suficiente pudo ver a través del vidrio delantero que estaba vacío. Iba a tener que esperar a llegar al centro de la ciudad para empezar a "trabajar". Pero viajar sentado no le molestaba y hasta quizás podría dormir unos minutos. 
Le hace una seña con la mano para que se detenga y cuando el chofer le abre la puerta ve extrañado que efectivamente no había ningún pasajero. Todos los asientos estaban vacíos. <Qué raro>, pensó.
-¡Buen día! ¿Qué frío, no?-, le dijo el conductor con una gran sonrisa.
Lo tomó de sorpresa. Nunca hablaban ni saludaban los conductores de ómnibus. Menos a esas horas de la madrugada.
-Hola...si, hace mucho frío-, le contestó solo por cortesía. No tenía ganas de hablar.
-No va a ser por mucho tiempo, así dicen las noticias-, le replica mirándolo por el espejo retrovisor sin dejar de sonreír
Leonel le hizo una mueca de sonrisa forzada. Sacó su boleto y se sentó en el fondo, bien lejos para evitar que continúe la charla. Apoyó su cabeza en el asiento y aunque todavía lo intrigaba viajar tan solo la comodidad y la calefacción lo indujeron lentamente al sueño, no sin antes volver a mirar hacia adelante y percatarse que el chofer seguía con la misma expresión estúpida que tenía cuando subió. Ni bien retomaron la ruta principal se durmió profundamente.
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El solitario viajero se despertó sobresaltado y con un calor sofocante. Tenía el torso húmedo y sobre su frente las gotas de sudor caían como catarata. Se secó la transpiración de la cara con las manos y se quitó la bufanda y la campera. Aún seguía en el vehículo, aunque este estaba estacionado y el conductor había desaparecido. Afuera la oscuridad era absoluta, no podía ver nada, apenas una luz en el fondo como si de la salida de una cueva se tratara.
Se bajó y comenzó a mirar a su alrededor. La temperatura era agobiante al punto de que le dificultaba casi respirar.
Sus ojos lentamente comenzaron a acostumbrarse a las penumbras.
De pronto escuchó grotescas risas que se acercaban. Comenzó a sentir miedo. Su transpiración empapaba ya todo su cuerpo.
-Creo que no aún no lo sabe-, dijo una de las voces riendo malévolamente.
Las siluetas comenzaban a tener formas cada vez más definidas. En una de ellas pudo reconocer al conductor y a pesar de que era la primera vez que veía a su acompañante comprendió lo que estaba pasando. Para su desgracia aquello no era una cueva.
Leonel se arrodilló y comenzó a sollozar
-Hola,hijo mío-, le dijo una voz cavernosa.

Un segundo después sintió las pesadas manos de Satanás posándose en sus hombros.
                                                                                                           
                                                                                                                             FIN

miércoles, 21 de agosto de 2013

La Fanática

No sabía calcular con exactitud,pero supuse que habría más de cincuenta mil personas. Era el recital más multitudinario que jamás había visto. 
En el momento en que llegué tocaba un grupo desconocido para mi, que hacia de telonero del plato principal,de mi héroe,de la persona que más admiraba en la tierra,Ricardo Arjuenaga. 
Sus canciones habían alimentado cada uno de los momentos de mi vida desde que lo conocí. Lo amaba con todo mi corazón,me sabía cada una de sus letras desde el primer disco que sacó hasta el último. Además sabía su vida completa,de sus comienzos como cantante callejero hasta su llegada a la cima.
A Arjuenaga lo aman pero también lo  odian. Y yo odio a quienes lo odian. Siempre lo defendí a muerte,hasta llegué a pelearme con familiares y amigos por él y lo sigo haciendo,con mucho orgullo. 
Cuando supe que iba a tocar en el estadio cercano a mi casa ni lo dudé. Como ninguna de mis amigas podía acompañarme, fui sola,pero sabiendo que otras fanáticas como yo iban a estremecerse con sus letras a mi lado.
Salí bien temprano de mi casa esperando ser de las primeras,quería tenerlo bien cerca cuando comenzara el show y soñaba que en algún momento me mirara,aunque sea solo una milésima de segundo.
Hacía horas que había entrado al estadio, y me ubiqué lo más adelante que pude,soportando el calor,los empujones de la gente y las tremendas ganas de ir al baño. Era evidente que no era la única,el olor me indicaba que algunas había perdido la pelea con sus vejigas,pero a nadie parecía importarle.
Ya casi llegaba la hora de Ricardo saliera a escena y todas estábamos con una gran excitación. Coreábamos su nombre con tanta fuerza que casi no se escuchaba lo que tocaba el grupo soporte. De alguna manera le estábamos diciendo que se vayan,queríamos ver a Ricardo,ya.
Y escuchó nuestras plegarias y salió. Con sus cabellos largos al viento,su cutis perfecto y bronceado y esa sonrisa que nos enamoraba a todas. Estaba vestido íntegramente de negro,con una remera bien pegada al cuerpo y pantalón de cuero. Era un Dios.
Cuando lo vi salir comencé a treparme como una loca las mujeres que estaban delante mio para estar más cerca. A su vez, sentía a otras hacer los mismo conmigo. Todo era una confusión de brazos,torsos,piernas y cabellos transpirados. Era una locura total. Los gritos eran ensordecedores. A pesar de que tenía gente trepada a mi espalda y los forcejeos me hacían doler la espalda, pude verlo ahí parado frente a nosotras, sonriendo y saludando con su mano en alto. Estaba a no más de diez metros de mi. Saqué fuerzas de mi interior e intenté acercarme aún más,tironeaba de brazos y hombros y me llenaba del sudor de las otras fans. No me importaba nada de nada,era una lucha ciega por estar adelante de todo,bien pegada a la valla de contención. Quizás de esa manera Ricardo,como suele hacer siempre en sus recitales,me invite a subir a cantar "Historias de Remis",la "Mujer de los ocho lustros" o "El Tema de Andrés". Si elegía a alguien tenía que ser a mi. Ya estaba cerca,solo un par de metros me faltaban para llegar. 
Ricardo ya había arrancado con su show pero todavía no podía prestarle toda la atención que quería,porque luchaba a brazo partido por ganar un lugar pero también por no perder el que ya había ganado. 
En el esfuerzo no pude contenerme y me oriné en mis pantalones. No le di importancia, en cierta forma lo vi como una preocupación menos.
Ahora solo pensaba en la valla, esa que cada vez estaba más cerca. Ya casi la tocaba con mis dedos. Cuando me pude aferrar con las dos manos al metal, tiré con todas mis fuerzas,como nunca lo había hecho. Podía ver mis venas a punto de estallar.
Por fin,luego del tremendo esfuerzo y ayudado por movimientos de mi cuerpo ya cansado,pude llegar al lugar donde quería. Donde todas queríamos estar,frente a Ricardo Arjuenaga. Mi ídolo,mi vida,mi amor imposible. 
Me sentía plena,su cercanía me hacía olvidar que estaba despeinada,transpirada,con la ropa estirada y descocida y hasta orinada. ¿Pero qué me importaba? Lo tenía tan cerca que casi podía tocarlo. Estaba cantando"Si el este fuera el oeste",una de mis preferidas. Canté con todas mis ganas,a los gritos y llorando...cuando terminó, lloré,lloramos todas. Me abracé a una chica que estaba tan conmovida como yo. Las dos éramos unos esperpentos malolientes,apretujadas contra la valla, pero felices como nunca. Así eramos las "Arjuenaguísticas",como nos decía la prensa. 
Ricardo se tomó unos minutos antes de la siguiente canción para hablarnos. Nosotras gritábamos por cualquier cosa que decía. Su acento centroamericano me derretía por completo. A todas nos pasaba. Entre las vallas y el escenario había un pequeño corredor en el que estaba apostada la gente de seguridad. A unos metros,a mi izquierda, un grupo de mujeres intentó saltar y el hombre que estaba en frente nuestro fue a ayudar a los que intentaban detener a las desaforadas fans,y en ese momento aproveché mi oportunidad. 
Como una gacela salté la valla y ni bien pise el corredor,respiraré hondo y con otro salto me trepé al escenario de forma poco ortodoxa y corrí a abrazarlo. Pude ver su expresión de asombro al verme hacer eso. Lo abracé con fuerza y lo besé en el pecho,que era hasta donde llegaba mi cabeza. Intenté besarlo en la boca pero él no me dejó. De pronto sentí unos brazos fornidos que me separaban de él y me llevaban detrás del escenario. Escuchaba gritos,aplausos y silbidos.
El de seguridad,una vez que el telón nos tapó me insultó y me entregó a la policía,que a su vez me llevó fuera del estadio. El policía,con una sonrisa,me dijo:
-"La verdad que las fanáticas me sorprenden cada día más,hacen cosas muy locas por sus ídolos...pero usted abuela,es el colmo..."
                                                                                                                                 FIN

sábado, 17 de agosto de 2013

El Secreto


-"¡Si,mamá!en serio...¡cada vez que paso por ahí alguien me llama!"
-"¡Pero dejá de hablar pavadas! como va a haber alguien ahí...¿no vez que es un terreno vacío?", le dice la mamá apuntando al terreno solo poblado por pastos no muy altos y un árbol en un rincón,al fondo.
-"¡Como te gusta hacerme perder el tiempo!" le recriminaba al chico por hacerla caminar dos cuadras solo para verificar que efectivamente no había nadie allí.
-"¡No te estoy mintiendo,má! cada vez que paso alguien me habla y me dice "Vení,Agustín,vení a jugar..."
La mamá de Agustín no le prestaba atención ,solo caminaba enojada delante de él pensando en el tiempo que estaba perdiendo por lo que creía era un invento del chico.
Agustín no volvió a decir más nada hasta que llegaron a la casa. El papá, sabiendo bien lo que fueron a hacer, le preguntó a la madre que había pasado y esta, aún enojada, le contesta:
-"¡Nada!, ¿que va a pasar?...no tiene nada que hacer y rompe las pelotas con inventos",le dice de mala manera.
Agustín se quedó sentado en la entrada de la puerta escuchando como la madre continuaba quejándose con su papá porque aquella situación. Pero él sabía que no era un invento: todos los días cuando pasaba por ese lugar, alguien lo llamaba.
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Aquel baldío quedaba a mitad de camino entre su casa y el colegio,y si bien a la mañana su papá lo llevaba en el auto, al mediodía siempre hacía el recorrido caminando,generalmente solo. El barrio en el que vivía era muy tranquilo y casi nunca había gente a esas horas en la calle. No les había contado a sus compañeros de colegio ni  a sus amigos porque estaba seguro que lo iban a cargar, pero después de varios días decidió contárselo a su mamá, con no muy buenos resultados.
La primera vez que sucedió pensó que era alguno de sus amigos que le estaba jugando una broma. Aquella vez se detuvo y se quedó mirando desde la vereda inspeccionando todo el lugar. Hasta  había respondió al llamado, pero solo recibió de respuesta un largo silencio. Pensó que quizás había sido su imaginación.
Al día siguiente volvió a suceder. Esta vez  respondió con un "¿Quién está ahí?" pero no recibió respuesta. Al tercer día fue preparado. Se llevó unas piedras y cuando estuvo frente al terreno se quedó esperando a que la voz volviera a llamarlo, pero esta vez nada sucedió. Igual tiro cuatro piedrazos en distintos sectores, por si acaso. Cuando hizo los primeros pasos hacia su casa escuchó que lo chistaban. Del susto salió corriendo. Los restantes días de esa semana se cruzó de vereda pero igual a lo lejos y casi en forma de susurro escuchó la misma frase de los primeros dos días: "Vení,Agustín,vení a jugar...".
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Luego de escuchar la respuesta reprobatoria de la madre,el papá de Agustín se sentó a su lado, mirándolo. Lo tomó del hombro con una sonrisa.
-"Yo te creo", le dijo.
Con expresión de felicidad le respondió:"¡¿En serio,pá?!"
-"¡Si,más vale que te creo!...te voy a contar una historia, pero tiene que quedar entre nosotros,¿sabés?"
Agustín asintió contento.
-"Cuando yo era chico siempre jugábamos con los chicos en ese baldío. Era mucho más grande  que ahora porque había menos casas. Jugábamos al fútbol, a la mancha,a las bolitas,nos trepábamos a los árboles...¡de todo hacíamos! Vos pensá que en mi época no existían los videojuegos ni todas las cosas con las que ahora ustedes se divierten. Lo único que teníamos era ese terreno enorme del que ahora solo queda esa pequeña parte que nunca se vendió. Eramos seis los pibes del barrio que después de la escuela íbamos a jugar ahí".
El chico escuchaba la historia del padre con mucha atención
-"De todo el terreno, la parte del fondo era la que más usábamos porque había muchos árboles que en verano hacían sombra y a los que nos subíamos a jugar a las naves espaciales...y cuando iba oscureciendo nos quedábamos un rato más, antes de que se haga de noche a contar historias de terror. Un día de vacaciones, cuando ya el sol casi se había se había ido, apareció un chico nuevo a jugar con nosotros. Nos dijo que era nuevo en el barrio. Se llamaba José, nos contó que vivía con su abuela a unas cuadras de acá y que iba a ir a nuestra escuela ni bien empezaran las clases. Nos preguntó si podía jugar con nosotros y le dijimos que sí. A partir de ese día todas las tardes venía a jugar, siempre cuando el sol se iba porque decía que la abuela antes no lo dejaba. Cuando nosotros nos íbamos a nuestras casas,él se quedaba solo,mirándonos como partir desde el fondo del baldío...Y así, después de dos meses, un día desapareció y nunca más lo vimos. Tampoco fue a la escuela como nos había dicho...".
Agustín escuchaba con los ojos bien abiertos,quería saber que había pasado con José.
-"Cuando vimos que no venía más a jugar,fuimos a buscarlo a donde nos había dicho que vivía pero nadie lo conocía,ni a él ni a la abuela. Pensamos que nos había mentido o que le entendimos mal la dirección. El tiempo pasó y nunca más lo vimos ni supimos de él...¡Hasta que un día apareció su abuela! En las vacaciones del siguiente año, mientras jugábamos,vino una señora preguntándonos si nosotros eramos los amiguitos de su nieto José. Nos pusimos muy contentos porque pensamos que había vuelto. Le dijimos que sí y le preguntamos si iba a volver a jugar con nosotros pero nos dijo que no iba a poder porque se había ido muy lejos, pero él quería que supiéramos que íbamos a ser sus amigos para siempre. Nos dijo eso y se fue caminando lentamente,con una gran sonrisa en los labios. La quedamos mirando un poco desconcertados. Hizo unos pocos metros, aproximadamente hasta allá-y señaló con el dedo índice un punto cerca de la vereda-y antes de llegar a salir del terreno desapareció...¡¿pero desapareció,eh?! Literalmente...¡se esfumó como por arte de magia!...fuimos corriendo hacia donde había estado parada pero no había nada...¡No podíamos creer lo que habíamos visto!"
-"¿Vos decís que el que me habla es él?", preguntó Agustín mientras sentía un frío en la espalda
El padre hizo un gesto de duda y con una sonrisa le dijo:
-"Vení,mejor vamos al campito un rato y hablamos allá..."
Salieron de la casa y fueron caminando hasta el terreno vacío. Cuando llegaron se pararon y se quedaron mirando, como esperando escuchar algo, pero el silencio era total.
-"Entremos", le dijo a Agustín, que lo miró con cierto temor. Dudo unos segundos pero aceptó, no sin antes aferrarse fuerte a su mano.
Comenzaron a caminar por el pastizal levantando alto los pies. A medida que se internaban los pastos  eran cada vez más altos, al papá le llegaban a la cintura y al niño casi al pecho, pero en el centro  había un espacio circular con el césped muy corto de aproximadamente dos metros de diámetro .
-"Sentáte y cerrá los ojos. Confíá en mi", le dijo a Agustín con una sonrisa.
Agustín,un tanto extrañado pero sin hacer preguntas se sentó a su lado. Sintió que su papá le tomó la mano. Esto lo tranquilizó. Sin saber bien que debía hacer,Agustín se limitó a esperar allí junto a su padre.
De repente comenzó a sentir una extraña y reconfortante tranquilidad acompañada de imágenes increíblemente reales. Con los ojos todavía cerrados, podía "ver" el terreno donde estaban,aunque era diferente. Era mucho más grande y el pasto era corto. En algunos espacios había sólo tierra. Giro su cabeza, siempre sin abrir los ojos, y vio al fondo el grupo de árboles del que le había hablado su papá. En sus ramas había chicos jugando,¡y uno era su papá!. Lo sabía porque en su casa había muchas fotos de él de cuando era chico, y también de sus amigos. Uno de ellos se acercó y le dijo:"Vení Agustín,vení a jugar con nosotros". Le ofreció la mano para ayudarlo a pararse. Al ponerse de pie,Agustín se sintió flotar. Una sensación de felicidad lo embriagó.Los demás chicos también se acercaron a saludarlo. A su lado, su padre ya no estaba. Aquel adulto que lo llevó hasta allí ahora era un pibe más.
-"Agus,no tengas miedo,acá nos encontramos a jugar con los chicos...José solo quería que seas parte del grupo, por eso te llamaba", le dijo tomándole del hombro amigablemente. Agustín aceptó la invitación con una sonrisa y se dejó llevar por ese grupo de chicos con ansia de juegos.
Luego de largas horas de diversión con sus nuevos amigos,su papá se le acercó transpirado y con  mucha tierra sobre su ropa para decirle:
-"Agus,vamos a tener que irnos casa, pero quedate tranquilo que vamos a volver, más seguido de lo que pensás".
Se despidieron de José que se quedó sentado a la sombra de uno de los árboles, saludándolos con un divertido "Hasta luego".
No alcanzó a contestar el saludo.
Agustín sintió un leve apretón en la mano y abrió los ojos. Al hacerlo vio a su padre sentado a su lado con una gran y blanca sonrisa. El sol increíblemente seguía en la misma posición que cuando llegaron al baldío. Para el resto del mundo no había pasado más que un instante y sin embargo para ellos habían sido largas horas de diversión.
Se pusieron de pie y salieron de aquel mágico baldío sabiendo que ahora tenían más que una relación de padre e hijo. Su papá estaba compartiendo con él algo más que un simple secreto. Compartía la felicidad de ser un niño para siempre.
                                                                                                                      FIN


jueves, 15 de agosto de 2013

Sin Palabras

La música sonaba con un volumen increíble y hacía imposible hablar con normalidad. El boliche estaba lleno de personas que se divertían, bailaban y daban vueltas alrededor de las tres pistas. Yo estaba acompañado de mis dos amigos,Fabián y Marcos.
Habíamos elegido ese lugar luego de años de no ir a bailar,para que Marcos se despejara un poco después de la ruptura con su novia. Nunca nos contó con detalles que había pasado y tampoco preguntamos mucho sobre ello. Aunque éramos muy amigos,había cosas que debían quedar dentro de la pareja.
Esa noche salimos para tratar de pasarlo bien y olvidarnos de los problemas. Íbamos de un lado al otro del local,compartiendo bebidas y bailando con chicas que rápidamente se perdían en la multitud cuando veían lo pasado de alcohol que estábamos. Luego de varios tragos,Marcos se me acerca y me dice que no se sentía bien. Le pregunto si se quiere sentar y lo acompaño hasta unos bancos que estaban en una esquina,alumbrados sólo por una tenue luz roja.
Se sienta y se toma la cara, diciéndome que quiere vomitar. Le aconsejo que se quede quieto,que cierre los ojos y que trate de aguantarse porque estábamos lejos de los baños.
Me pregunta donde estaba Fabián,y le digo que está bailando pero que no llegaba a ver bien con quién lo hacia. Posiblemente solo. Me dice que lo llame. Le pregunto si se le había pasado y con un gesto de la cabeza me dice que no. 
-"Llamalo a Fabián",me dice
-"Quedate un ratito acá,voy a buscarlo y vengo". 
Me paro y esquivando personas voy en su búsqueda. Ya no estaba donde lo había visto antes. Miro por los distintos sectores de la pista y nada. Vuelvo al banco y veo que Marcos tampoco estaba, seguramente no aguantó más el malestar y se había ido al baño. Me dirigí hacia allá y una vez dentro lo vi lavándose la cara y mojándose el pelo. Estaba pálido pero me dijo que se sentía mejor.
-"¿y Fabián?,preguntó
-"Ni idea...estaba en la pista cuando nos fuimos a sentar pero lo perdí de vista. Vamos a buscarlo que me quiero ir",le dije y salimos del baño.
Nuevamente la música era ensordecedora. Me había desacostumbrado a eso y la verdad no la extrañaba para nada. Hice unos pasos y al darme vuelta,Fabián había se parado a hablar con grupo de chicas, desentendiéndose de mi. Le pongo la mano en el hombro y le hago un gesto para que me siga pero él con otro, me dice que no. Lo dejo y sigo camino,metiéndome entre la maraña de gente. Alcanzo a ver la cabeza de Fabián del otro lado del local,cerca de la barra,hablando animadamente con alguien pero no veo bien quien es. Voy hacia donde está pero a su vez él y su acompañante también caminan,alejándose más de donde yo estoy. Apuro el paso pero es casi imposible. Voy a contramano de una fila de personas que me empujan hacia atrás. Cuando logro pasar me doy cuenta que volví a perderlo. Me paro donde él había estado parado hasta hacía unos minutos, y poniéndome en puntas de pies, lo busco. Ahí estaba,a unos diez metros,nuevamente al otro lado de donde yo me encontraba. Reconozco su espalda y parece estar abrazado con alguien,como si se estuvieran besando. Decido acercarme igual,quería avisarle que me iba a ir de ahí,que no aguantaba más el ruido ni la gente. Cuando por fin lo tengo a medio metro se da vuelta y veo que la chica a quien besaba apasionadamente era la ex de Marcos. Ella me miró y sonrió como si nada,saludándome.
-"¡¡¿Qué hacés,Fabián?!! ¿estás loco? ¡Si te ve Marcos te baja los dientes...y a vos también!",les dije
Sabía que no me habían escuchado pero era evidente mi enojo por la forma en que se los dije. Me acerqué a él y volví a decirle lo mismo al oído, pero solo balbuceó algo que no entendí y se tiró encima de Romina, que estaba tan borracha como él. Miré hacia atrás y veo que Marcos esta viniendo hacia donde estábamos parados. Me adelanto para evitar que vea esa escena y salgo a su cruce pero venía muy embalado, como si ya hubiera visto lo que pasaba. Le tomo de sus brazos para que no haga una pavada y lo empujo hacia atrás, pero estaba desencajado.
-"¡Dejáme,los mato a esos dos hijos de puta!", dijo llorando de la impotencia,tratando de sacarme de encima
-"¡Esperá,estas muy mal,te vas mandar una de la que después te vas a arrepentir! ¡Vamos,vamos afuera...!"
-"!Te voy a matar, a vos te digo!,apuntando con el dedo hacia donde estaban los dos, que ya se habían separado y parecía que la borrachera se les había ido mágicamente. Cuando los tuvimos lejos,se sacó mis brazos de encima con violencia  y tambaleándose encaró hacia la puerta. Era tal el movimiento  y el ruido ahí dentro que todo pasó inadvertido para los demás. 
Ni bien estuvimos afuera se sentó en la vereda y comenzó a llorar desconsoladamente. Nunca lo había visto así. Me senté a su lado y lo abracé. No sabía que decirle...Fabián es uno de sus mejores amigos y ella  es su reciente ex novia...¿Qué decirle? No hizo falta, se secó las lágrimas,me miró fijo y me dijo:
-"Vos sos mi mejor amigo,Seba...También tenés que saberlo...¿sabés que es lo peor de esto? Que la dejé a ella porque me enamoré de otra persona y se lo dije. Y se lo conté porque no quería mentirle...¡y mirá como me paga la muy perra!", y se largó a llorar otra vez. Seguía sin poder decirle nada. Sólo lo miré, tratando de acompañarlo en su dolor. Y continuó:
-"Ella sabía que me enamoré de él,¡sabía!...¡y me lo hizo a propósito!...me lo hizo a propósito...".Marcos sí que sabía como dejarme sin palabras.
                                                                                          FIN


domingo, 11 de agosto de 2013

La Gritona

Basado en Hechos Reales
La señorita María del Carmen pegó uno de esos gritos que solo una maestra de grado puede dar. Un grito agudo y largo de esos que hacen que los chicos se queden quietitos y con cara de miedo. Pero Andrés no estaba asustado con el tremendo grito que le dio la maestra, sino que se quedo mirándola con asombro. Era nuevo en el colegio y este era su primer llamado de atención por parte de una de las "seños",y no era precisamente la suya. Aunque hacía poco que estaba en el colegio ya sabía porqué los demás chicos le decían "La Gritona". El "NENE,PODÉS DEJAR DE CORRRREEEEER QUE TE VAS A LASTIMAAAAAAR" lo dejó helado y sorprendido. Dejó de correr y se quedó mirándola, aunque la maestra luego del reto siguió charlando con su compañera como si nada. Los chicos la respetaban y la querían mucho, pero cuando se enojaba era mejor esconderse.
Tanto María como Carina eran las maestras de los grados más chicos y para tenerlos en línea debían recurrir a un alto tono de voz  para que les hagan caso o silencio. En el caso de ella era una de sus especialidades. Sus compañeras la cargaban diciéndole que si un alumno no había sido retado a los gritos por María del Carmen,nunca fue alumno de la Escuela N°41. 
-"¿Es nuevo ese nene?, le preguntó a Carina,la compañera con la que hablaba y que tenía a cargo a primer grado. 
-"Si, empezó esta semana, se mudaron hace poco...vive con su papá y su hermanita, que va a sexto. Me contó el padre que la mamá murió el año pasado... Están solos en la casa casi todo el día porque él trabaja hasta tarde"
-"Pobrecitos",dijo María y volvió a posar sus ojos en él. 
El nene, todavía inmóvil y perplejo por lo que había pasado se fue caminando hacia el otro lado del patio a seguir jugando con sus compañeritos cuando las dos maestras volvieron a mirarlo. 
Los días pasaban y Andrés, en todos los recreos, siempre jugaba muy cerca de las dos maestras. Y lo hacía de la manera en que lo hace cualquier chico a esa edad: corriendo,empujándose y gritando. Tanto María como Carina se pasaban los diez minutos de los dos recreos cuidándolos mientras charlaban , y en el otro lado del patio las otras maestras cumplían la misma función pero con los chicos más grandes.
Desde aquel primer reto,no había pasado un sólo día de esa semana sin que Maria le llamara la atención a Andrés. Carina le decía que en el aula era un excelente alumno y se portaba de maravillas, que le resultaba raro su comportamiento fuera del salón. Si bien ella cada tanto también les decía algo por la manera en que jugaban, solía dejar esa labor a María del Carmen que era una especialista en ello. Era parte de su personalidad y las madres de sus alumnos la apreciaban mucho y estaban muy conformes con la educación y valores que les enseñaba a sus hijos.
-"Parece que me lo hace a propósito",dijo Maria. A Carina esto le causó gracia porque daba la sensación de que  realmente fuera así. Desde que Andrés había llegado al colegio se comportaba de manera diferente en los recreos a como lo hacia en clase, y parecía tener especial interés en sacar de las casillas a María del Carmen.
Una tarde de lluvia en la que habían ido muy pocos chicos a la escuela, Carina aprovechó para hablar con el niño. Lo llamó  y lo sentó a su lado y hablaron por un buen rato. Cuando terminaron de hablar lo mandó a sentarse a su silla. Carina se quedó con un nudo en la garganta. El niño hizo varios pasos y antes de llegar a su mesa se volvió y le dijo algo muy cerca del oido. Ella hizo un gesto de afirmación con la cabeza y Andrés finalmente se sentó en su lugar.
En el recreo se acercó a María y le dijo:
-"Hablé con Andrés...tenías razón,te lo hace a propósito..."
-¿¡Cómoooo!?,"¿en serio me estás diciendo?!, dijo entre sorprendida y enojada
-"Si...dice que cuando lo retás le hacés acordar a su mamá...me dijo que no te lo contara,pero no puedo guardarme eso. Merecés saberlo",le dijo Carina y la tomó del hombro con una sonrisa cómplice. María la miró sin poder decir una palabra. Se quedaron en silencio,las dos con los ojos vidriosos, mirando la lluvia caer en el patio. María nunca se sintió tan feliz de ser "la Gritona".
                                                                                               FIN
                                                                                               Para la "Seño" María C


miércoles, 7 de agosto de 2013

La Venganza


-¡No me podes hacer esto,sabés que sin vos no puedo estar...!
-No,no va más Eugenio,entendélo. No podemos seguir con esto,es demasiada presión para mi
-Pero por favor,Amanda...¡pensálo siquiera! ¿Cuanto tiempo de mi vida te di? ¿Te olvidás de las cosas que hice por vos? 
-¡No me olvido Eugenio! ¡Parece que no entendés! No podemos seguir más. ¡Hasta acá llegamos!
Eugenio miró hacia afuera por el gran ventanal de vidrio del bar y respiró hondo. No pensaba darse por vencido fácilmente. Jugueteó con la taza de café vacía y dijo
-¿Por qué así? Decime...¡todo este tiempo jugaste conmigo!... Pudiste decirme que estaba haciendo las cosas mal,o que no te gustaba tal o cual cosa antes de tomar la decisión,¿No?...ahora me salís con esto ¡así,de la nada! Porque hasta ayer estaba todo bien...o eso es lo que me hiciste pensar... 
Se le hizo un nudo en la garganta
-Eso es lo que pensás vos... Te imaginás cosas que no son. Acá no hay nada raro,los dos sabíamos que esto podía pasar en cualquier momento",le dijo sin mirarlo a la cara
-No lo puedo creer...",dijo Eugenio con bronca.-"¡¿Vos sabés lo que es creer que está todo bien y que de un día para el otro te salgan con esto?! Me estás haciendo bolsa Amanda? ¿No te das cuenta?",dijo al borde del llanto.
Amanda resopló,como no sabiendo que más decirle. Nada de lo que dijera iba a hacer cambiar su decisión
-Mirá,sabés muy bien lo que me pasa con vos,pero cuando una relación no da para más,no da para más...punto. No es fácil para mi hacer esto pero estoy segura que es lo mejor. Vos por tu lado y yo por el mio...ahora nos va a doler,pero cuando pase vas a ver que es lo mejor que pudimos hacer...¡perdonáme!",y se levantó de la mesa. Intentó darle un beso en la mejilla-aunque el corrió su cara- y salió del bar. 
Se quedó sentado solo,con la mirada perdida. Sentía los ojos húmedos y antes de que las lágrimas recorrieran sus mejillas se los apretó levemente con sus dedos pulgar e indice,como cuando uno no quiere mostrar que está a punto de llorar.
Giró su cabeza hacia el ventanal y la vio cruzar la calle. No había vuelta atrás,ella ya había decidido por los dos. 
De pronto sintió vibrar su teléfono y atendió: -"Hola,si amor,estoy en camino,no...no pasó nada,me tuve que quedar un rato más en el trabajo,nada más...,si...si...dale. Yo también te amo,en un ratito llego". 
Colgó,miró a su alrededor para estar seguro que nadie se haya percatado de lo que pasó y se fue,con la idea de que alguien más debía saber todo lo que pasó...
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De camino a su casa,Eugenio pasó por la casa de Roberto,su gran amigo. Con él podría descargar algo de lo que tenía dentro. No buscaba un consejo, solo hablar y si era necesario,llorar. 
Roberto lo escuchó sin saber bien que decir, pero a Eugenio esto no le importó. Luego de una corta charla,le agradeció estar ahí cuando más lo necesitaba,lo saludó con un abrazo afectuoso y se fue. Se le había hecho muy tarde y no quería más problemas.
Llegó a su casa caminando,pensativo. Todavía estaba muy golpeado por lo que había sucedido pero entró a su hogar tratando de no demostrar lo mal que estaba. Algo muy difícil,porque estaba emocionalmente destruido.
-"¿Qué te paso que tardaste tanto?!",le recriminó Sandra,su mujer.
-"Nada,vine caminado. Tenía ganas de tomar un poco de aire,nada mas",al tiempo que la saludaba con un beso en la mejilla. 
No tenía ganas de hablar con nadie,su ánimo estaba por el piso y su cabeza era un remolino que cada vez era más grande. Se sentó a la mesa pero su mente estaba en otro lado. Se estaba arrepintiendo del mensaje que le envió ni bien ella salió del bar:"Te amo como a nadie y no voy a dejar que te vayas así nomás de mi vida",aunque no tuvo respuesta. Extrañó los días en los que ella contestaba cada uno de sus mensajes y lo hacía sentir parte de su vida.
Estuvo sentado a la mesa solo un momento,no quiso comer y aduciendo que no se sentía bien se fue a acostar temprano. Esa noche casi no durmió,no podía dejar de pensar en ella ni por un segundo. 
Su celular iba a ser su válvula de escape, por lo menos esta noche.
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Amanda cruza apresurada la calle y antes de subir al taxi miró de reojo hacia el bar. Eugenio estaba con las manos en su cara refregándose los ojos. Estaba completamente segura que había  tomado la decisión en el momento justo.
Ya en el taxi le indica su destino al conductor. Un sonoro y repetitivo ruido en su bolso le avisa que tiene un mensaje nuevo,lo lee  y lo vuelve a guardar, con una sonrisa,"pobre infeliz",dice en voz baja.
Cuando llega a su casa se encuentra en la entrada con un hombre que la espera con una gran sonrisa que al verla llegar la abraza, dándole un beso en los labios y preguntándole como le había ido.
-"bien,muy bien!..." dijo feliz.
-"¡Me alegro amor!",dijo su marido dando por echo que le hablaba del trabajo. La tomó de la cintura y la apretó contra su cuerpo dándole un beso. Abrazados,entraron al edificio y se perdieron dentro del ascensor.
Al otro día, ni bien se despertó y antes de salir para su trabajo vio que en su celular tenía diez mensajes y todos del mismo número,de Eugenio. Había de todos los tipos: en los que pedía perdón,los llenos de ira y los que hablaban de amor. Cada grupo de ellos separados por horarios, dejando en evidencia que había pasado una noche bajo lo efectos de varios estados emocionales, pero todos unidos por una misma razón,demostraba estar locamente enamorado de ella. 
A Amanda le llevó mucho tiempo lograrlo. Quería que Eugenio pasara por la misma y penosa situación que había pasado Gaby,su hermana. Necesitaba verlo sufrir,arrastrarse y suplicar...que su vida fuera un calvario. Se lo merecía más que nadie.  Desde el momento en que Gaby la dejó sola en el mundo por ese estúpido que la usó, juró que de una u otra forma se iba a vengar. Y si bien había pasado ya diez años-y con la posibilidad latente de que su marido se enterara-, lo había logrado. Pero esto recién empezaba, iba a manejar su vida a placer y a verlo sufrir hasta que termine de la misma manera que ella. En ese preciso instante su mundo nuevamente estará en armonía
                                                                                           FIN

martes, 6 de agosto de 2013

El Deseo

"Solo por esta vez voy a conceder un deseo,pero sólo uno",le dijo con voz grave y gesto adusto. Él se puso de pie y automáticamente comenzó a llorar,emocionado,hasta que comprendió lo que sucedía. Tristeza y felicidad se mezclaban en su interior. Cuando pasaron dos minutos, y todavía un poco asustado,aprovecho la oportunidad. Lo miró a la cara y sin titubear decidió, sabiendo muy bien lo que quería. No eran riquezas ni lujos ni nada similar. Pidió,simplemente, compartir un día,sólo uno, con la mujer que amaba. Su interlocutor lo miró fijamente y con un dejo de asombro le dijo:"si es lo que quieres...¡es tu decisión!"y desapareció.
De repente como por arte de magia apareció a su lado. No era un sueño...¡Su deseo se había hecho realidad! Por fin la tenía para él como lo había soñado por tanto tiempo, y poco le importaba que fuera sólo por veinticuatro horas.
Ella estaba allí, durmiendo a su lado y sólo se escuchaba su respiración. Él no pudo conciliar el sueño,era imposible teniéndola tan cerca. Sólo la miraba,casi sin pestañear. Siguió a su lado hasta que despertó. La acompañó mientras se vestía,sintió el suave aroma de su perfume ,ese que dejaba a su paso cada vez que se acercaba a alguien.
Recorrió con ella el camino hasta su trabajo,ese mismo que hacía todos los días y que él se sabía casi de memoria. Cuando al fin salió,él seguía ahí,esperándola. La tomó del hombro y nuevamente caminó a su lado,bien cerca. Fueron de compras y hasta la acompañó hasta a la casa de su madre. Luego de una breve visita se tomaron un taxi y retornaron a la casa,ya con la noche a cuestas con la luna como única acompañante. La medianoche se acercaba y el deseo iba llegando a su fin. Vieron acurrucados un rato televisión y llegado el momento de dormir él se sentó a un lado de la cama,acariciando su cabeza y mejillas para luego darle un dulce beso en la frente hasta que ella por fin se durmió. Con un dejo de tristeza,se despidió.
                                                                          ......................

La patrulla frenó muy cerca del cuerpo. Muchas personas alrededor del cadáver miraban asombrados y con tristeza el pobre fin de ese hombre. Hacía años que pedía monedas en la puerta de esa capilla. Si bien era un hombre joven padecía una terrible enfermedad que lo dejó postrado de niño y no tuvo más remedio que vivir de la generosidad de la gente. No iba a sufrir más,había fallecido la noche anterior y nadie se había dado cuenta hasta un día después. Así de ignorado era por el resto de la sociedad. Entre el gentío se pudo escuchar a una mujer decir que la asombraba ver como una persona tan desdichada,sola y sumida en la pobreza pudiera morir de esa manera,y aún así hacerlo con una sonrisa en los labios.
                                                                       ........................

Ninguna de esas personas sabía de su deseo. Ella tampoco. Pero había tenido un ángel propio por un día. Sin embargo,él se fue sabiendo que la muerte, tan temida por todos, a él le había dado una chance que la vida no le dio,un día con la mujer que tanto amaba.
                                                                                                                                                     FIN

domingo, 4 de agosto de 2013

Querida Clara

Llevaba en mi mano la carta que había escrito de puño y letra unos minutos antes en el asiento de la plaza. Todavía estaba acongojado por los hechos de la última semana. Una opresión el en pecho no me dejaba respirar. Traté de ser conciso. Quería que supiera que a pesar de lo trágico,no quería buscar culpables. No era lo mejor en este momento. Éramos todos y a la vez no lo era nadie, así trataba de verlo para que mi alma deje de sufrir. La releo nuevamente  mientras camino al lugar donde la pienso dejar.
"Querida Clara:
Se que nunca más voy a verte, pero me parece que como todo quedó inconcluso,la única forma de decirte aquello que no pude hacer personalmente es de esta forma, por medio de una carta. Las cosas no tendrían que haber pasado así, pero pasó y hoy todos lloramos por eso. El camino que creímos correcto nos llevó a cometer el peor error de nuestras vidas. Lo único que aprendimos es que no siempre es bueno hacerle caso al corazón. Nadie ganó. Ni yo,ni tu marido y mucho menos vos. Quiero que sepas que, pese a todo, seguís teniendo mi corazón. Donde sea que estés,sé que en algún momento vas a leer esta carta.Te Amo. Sergio."
Corto pero claro. La doblé y la puse en el bolsillo de mi camisa. Caminé varias cuadras hasta llegar al lugar donde la dejaría. Crucé el enorme portón de metal  y apareció ante mi un enorme espacio verde. Grandes árboles aislados y mucho césped le daban,paradójicamente, vida a ese lugar .Hermoso y triste a la vez. Las angostas calles internas hacían extraños dibujos,como una especie de sencillo laberinto. Pese a lo apenado que me sentía,la paz del lugar hacía un poco más confortable mi camino. Cuando llegué, un gran árbol hacía sombra sobre él lugar que buscaba. Me arrodillé sobre el pasto aún húmedo por el rocío y con lágrimas en los ojos apoyé la carta en el frío mármol blanco de la lápida. Esta quedó rodeada de algunas flores ya marchitas. Me quedé en silencio pensando,mirando la hermosa frase que habían puesto sus seres queridos bajo su nombre. Rompí en llanto . Eso no debería haber pasado y yo no podía no sentirme culpable. Nunca más iba a verte Clara, y era mi culpa.
Me levanté todavía compungido y me fui por el mismo camino que vine. Salí del cementerio y me quedé en la vereda,sentado en un asiento frente a un local de flores y mirando a través de las rejas el lugar donde había estado hacía un momento. 
Sabía que la iba a leer,no sabía cuando, pero estaba plenamente convencido de que lo haría.
Eché mi cuerpo hacia atrás mirando el cielo y maldiciendo el momento en que me enamoré de ella. 
Finalmente,respiré hondo, me paré y me fui pensativo y triste a mi casa. El resultado de mi capricho había sido fatal: mi hermano muerto,y mi Clara...mi cuñada y amada Clara,asesina y prófuga de la justicia. Pese a todo, yo la seguía amando. 
                                                                                                                        FIN

sábado, 3 de agosto de 2013

Fuerza y Coraje


Nos sentamos con José en las reposeras del patio mientras la carne de la parrilla se asaba.. Tomábamos algo fresco aprovechando el espectacular mediodía del sábado mientras los Rolling Stone sonaban de fondo. Vermouth de por medio y tirados como lagartijas al sol,nos relajamos y empezamos a charlar de nuestras cosas. Por la vereda veíamos pasar a la gente que aprovechaba para ir de compras, lavar el auto o cortar el césped. El día se prestaba para todo.
-¡Por favor,que día hermoso!,le dije mientras tomaba un trago de americano
-"¡Seeee,espectacular! Lástima que no pudieron venir los demás",contesta José con el vaso en una mano mientras con la otra acariciaba su voluminoso abdomen. Luego se paró con aparatosidad para agarrar pan y una rodaja de morcilla fría.
-"Ellos se lo pierden". Y prendí un cigarrillo.
Estuvimos sin decir nada por un rato, disfrutando de los rayos del sol mientras veíamos pasar a la gente por la vereda. La parrilla despedía un increíble aroma a sabrosa carne asada.
Doña Rosa, mi vecina de al lado, pasó con una bolsa repleta de mercadería y me saludó con un-"Hola vecino,usted sí que la pasa bien,¿eh?". Sonreí y le respondí con un: -"¡se hace lo que se puede,doña Rosa!" y levanté mi vaso a su salud.
-"¿Viste? ¡somos la envidia del barrio!", dice José con la boca llena mientras pequeñas migajas de pan caían sobre su peluda panza. Lo miro ahí despatarrado al sol,en pantalones cortos,descalzo,sin remera y le digo,riéndome,"¡pppfff! Somos dos ganadores natos,¡mirános!" y se rió conmigo.
-"¡Todo esto es producto de una buena vida!",dice y con sus dos manos mueve la panza como gelatina. Yo también tengo panza pero no me gusta mostrarla ni jactarme de ella. Ni siquiera me gusta andar"en cueros". José no tenía problemas con eso. De hecho aprovechó que mi mujer y mis hijos se fueron a lo de mi suegra y se puso cómodo, como si estuviera en su casa. Estoy seguro que si en vez de rejas de metal tuviera un paredón alto estaría en calzones. O peor,desnudo. Tampoco tendría inconvenientes. Gracias a Dios están las rejas. 
Me paro a ver la carne y escucho que me llaman. "¡Abrime papá!". Me doy vuelta y en el portón veo a mi hijo Santiago, acompañado de dos amigos. Santiago tiene 16 años y está en esa edad en la que son insoportables,la conocida"edad del pavo". 
-"¿Qué hacés acá?...tendrías que estar en lo de tu abuela con tu mamá y tu hermana?"
-"Me encontré con ellos y mamá me dejó venirme,a la tarde voy para allá",se justificó mientras le abría el portón.
Sus amigos me saludaron y entraron detrás de él. Saludaron a José,que los observaba como si fueran extraterrestres. 
-"¿¡Qué hacés,Santy!?,¿Todo bien,chicos?,les dijo mientras seguía mirándolos de pies a cabeza. Los dos  chicos hicieron lo mismo con él, y no era para menos.
José estaba chapado a la antigua y se la pasaba quejando de todo lo actual. Y los amigos de Santiago eran actuales. Estaban vestidos a la"moda",la de ahora: Pantalón enorme y caído, de esos que los bolsillos de atrás están casi en la pantorrilla. Llevaban remeras de fútbol americano y gorras de colores estridentes,una lila y la otra,¡rosa!
Mi hijo lo conocía bien a José y sabía con lo que iba a salir. Desde chico siempre le dijo tío aunque no tenemos parentesco sanguíneo con el gordo. Santy lo conocía muy bien.
-"Voy al baño", les dijo y se metió a la casa. Quería evitarse lo inevitable.
Y el gordo arrancó: -"¿y muchachos,que onda?" le preguntó haciéndose el canchero.
-"Acá andamos don,nos vamos a dar una vueltas por ahí",contestó uno de ellos. Yo me hice el distraído y me acerqué a la parrilla.
-"¿No tienen calor con esas remeras?",sin esperar,siguió,-"Sos hincha de Philadelphia,vos?",le dijo maliciosamente al que llevaba la camiseta con esa inscripción. El pibe sonrió y respondió negando con un gesto.
-"¿Y vos?¿hinchás por Meñakos? ¿Es un club eso?",interrogó con ignorancia al otro pibe.
-"No,es una marca de ropa",le contestó con seriedad. Ahora la mirada del gordo apuntaba a sus cabezas, y les empezó a contar: -"Cuando yo era pibe también me ponía gorra,pero solo cuando había mucho sol...ahora no,¿no?...porque veo que hasta de noche la usan".
Los pibes se miraron y volvieron a sonreír sin saber bien que contestar . José seguía mirando las gorras y casi sin respirar siguió martirizando a los pobres chicos
-"¿ Y no se hacen más de color negras? Porque yo ni en pedo me pongo una gorra rosa...pero bueno,son gustos...¿me parece a mi o la tienen mal puestas? Se les van a caer,están apenas apoyadas y muy de costado!...más adentro y derecha pongánselas, dale, ¡así!..." E hizo un gesto de movimiento hacia abajo con las manos,como si tuviera una gorra imaginaria en la cabeza . 
-"No,se usa así,don", respondió uno de ellos.
-"Aaaah",dijo poco convencido de que eso fuera verdad. Pero esto pasó a segundo plano. Había encontrado algo más para criticar: algo brilló en la boca del pibe cuando le habló.
-"¡¿Tenés algo en la boca?!",dijo haciéndose el sorprendido. El pibe sacó la lengua y le mostró su piercing. José,con una teatralidad sorprendente arqueó su cuerpo hacia atrás y se agarro la cabeza con las dos manos ,gritando -"Nooooo,¡¡¿¿qué te hiciste,nene??!!...¿¡como vas a ponerte eso en la lengua!?. Indignadísimo estaba el gordo.
Mi hijo abrió la puerta y sacó su cabeza. Me hizo un gesto como para que me metiera en la charla y sacara a sus amigos de esa situación. Pero no le hice caso y seguí escuchando el sermón. Me estaba divirtiendo mucho.
-"¡¿No te duele eso?!...¿Cómo hacés para comer? Uds están locos...mirá que yo soy moderno,pero esas cosas no me van a mi...un aro,vaya y pase,¡pero una pelotita en la lengua,no! Están meando afuera del tarro me parece". Los pibes se rieron con complicidad.
Santiago había salido del baño y con terrible cara de culo,dijo:-"Tío,dejáte de joder,en tu tiempo era raro pero ahora es normal,como los tatuajes",tratando de cerrar el tema.¿¡Para qué!? Le tiró nafta al fuego.
-"¡Nooooo,Santy! ¡Los tatuajes son otra cosa! Yo también tengo algunos...",dijo orgulloso mostrando su brazo derecho donde tenía un Jesús azul opaco hecho con tinta china y otro más pequeño abajo con el nombre"Graciela". Bastante fuleros los dos. Y les preguntó,-"¿Tienen tatuajes ustedes?".Los dos chicos se arremangaron el pantalón y le mostraron los suyos. Uno tenía una figura extraña en la pantorrilla,dijo que era un tribal. El otro tenía algo escrito en chino que según dijo significaba "Fuerza y Coraje". 
José se puso como loco,-"Noooooo,¡¡como te vas a poner algo en chino en la pata!! ¡Y vos ese coso raro! ¡¡Un tatuaje es para toda la vida!!...Graciela era el nombre de mi vieja y la tengo acá porque es mi viejita,¿entendés? ¡Y este es Jesús!¿Saben quién es Jesús? ¡Vos tenés algo que sólo lo entiende el chino del supermercado! Los pibes de ahora están locos..." y de un trago se tomó lo que quedaba del vaso y los siguió mirando,buscando algo más para criticar.
-"¿Por lo menos ganan minas así? Digo...esa onda ayuda en algo,me imagino,¿no? ¡por lo menos chinas te debes levantar vos!",dijo con una sonrisa burlona. Los dos pibes se rieron sin decir nada.
Mi hijo,ya cansado de escucharlo al gorde les hizo un gesto a sus dos amigos y luego se dirigió hacia mi para decirme,"Nos vamos,pá". Escuché un par de  suspiros de alivio. Me saludaron los tres con un beso.
-"¿No se quedan a comer?", les preguntó José
-"No tío,no podemos", dijo Santiago. 
-"Gracias igual",agradeció el de la pelotita de acero en la lengua. Y lo saludaron con un apretón de manos.
-"Chau Don",le dijeron y encararon rápido hacia el portón.
-"Chau chicos,diviértanse" y se quedó mirándolos hasta que estuvieron fuera de su campo visual.
-¡¿Viste lo que son estos pibes?! ¡Mamita¡ si el tuyo se quiere hacer algo de eso dale con una ojota en el lomo",me dice mientras ubicaba estratégicamente los carbones de la parrilla.
Y siguió,-"Dejáte de joder!..."Fuerza y Coraje"en chino! Jajaja,¡¿como carajo sabés que dice eso?! Capaz dice "puto el que lee" y él ni se enteró",y soltó una carcajada sonora y muy molesta.
Y finalmente concluyó, -"Aaay Dios mio,estos pibes de ahora son tan ridículos!..¡¡¡Uuuuhh,escuchá ese temazo!!!",tomó el atizador de la parrilla y poniéndolo como guitarra empezó a tocarla siguiendo los primeros acordes de "Satisfaction" en el equipo de audio, era como un Keith Richards  en cueros,descalzo y con la panza peluda. El gordo sí que sabía de ridiculez.
                                                                                                                         FIN

viernes, 2 de agosto de 2013

El Maizal


Carlitos y Pedro salieron de la escuela más tarde que de costumbre. Hoy les tocó quedarse a limpiar el aula una vez que la clase terminó, regla que había impuesto la nueva maestra. 
Cuando terminaron, retomaron juntos el camino a sus respectivas casas mientras el sol invernal se perdía tras los altos árboles del horizonte campero . Salieron felices de haber cumplido con su labor. Iban jugando, empujándose y pateando piedras haciendo goles imaginarios. Al pasar la ruta principal, tomaron el angosto camino de tierra rodeado de campos de maíz que los llevaba a sus hogares. Cada tanto corrían, metiéndose entre las filas de plantas frondosas que usaban de escondite. Iban y venían cruzando la calle y escondiéndose hasta que el otro lo encontraba. En una de las tantas veces que entraron al maizal vieron algo que los dejo espantados. Parecía una oveja o algún tipo de animal similar. Era imposible saber bien que era porque su cuerpo estaba destrozado, sin cabeza y desgarrado por todas partes.
-¡¿Qué le habrá pasado?!,preguntó Carlitos
-No sé...parece que es una vaca,¿no?
Carlitos,que miraba con asco el cuerpo ensangrentado se encogió de hombros.
Se quedaron inspeccionando un rato más, tocando con un palo el cuerpo sin vida tratando de dilucidar que animal era, sin darse cuenta que la luz del día había desaparecido.
-"Quiero irme a mi casa",dijo Carlitos dándose cuenta que ya era muy tarde
-Si,vamos que ya deben estar preocupados...cortemos camino por el maizal,así llegamos más rápido"
-"Nooo,me da miedo ir por ahí,vamos por la calle"
-"Vamos por acá...¡dale!",dijo Pedro y sin esperar respuesta de su amigo se internó en el maizal.
-"No, Pedro,vamos por acá, ¡dale!". Pero fue inútil. Lo llamó dos veces más gritando su nombre pero no respondió nunca. Entonces comenzó a caminar, pensando que Pedro saldría tras de él, pero esto no sucedió. Con miedo siguió caminando y cuando hizo unos cien metros escuchó un grito desgarrador. Era la voz de Pedro. Luego otro grito. Y otro. Carlitos se asustó, más aún cuando lo escucho gritar "¡¡Corré...Carlos,corré!!",y su voz se apagó súbitamente. De repente gruñidos salvajes mezclados con gritos se escuchaban de fondo. El pequeño comenzó a correr a toda velocidad y aquello que había atacado a su amigo ahora corría en dirección a él.
No sabía hacia donde escapar y la oscuridad no lo ayudaba en nada. Decidió salir de la calle y meterse en la plantación, del lado contrario de la calle donde se había metido su amigo. Ahí se quedo, quieto,respirando con dificultad y con lágrimas en los ojos. Quería llorar con todas sus ganas pero sabía que no podía. Escuchó que al otro lado del maizal, cruzando la calle,algo se acercaba. Se quedó muy quieto. De repente se hizo un gran silencio,solo quebrado por el roce de las hojas mecidas por la brisa de la noche. Hasta que para su horror,se escucharon los pasos de algo o alguien acercándose, gruñendo. No alcanzaba a ver nada,la tenue luz de la luna sólo dejaba ver las sombras fantasmagóricas de las plantas. Se abrazó a sus piernas y trató de no hacer ruido. Sentía su corazón latir a mil por hora,como si fuera a salirse de su pecho. Otra vez silencio profundo,como si estuviera esperando a que se mueva. Creía que podía ser un puma, de esos que cada tanto aparecen y se comen el ganado para luego desaparecer o ser cazado por la gente del pueblo. Él sabía muy bien que si era un puma o algún felino similar ya sabría perfectamente donde estaba. Lo olfatearía. Sin embargo todavía no lo había atacado. Quizás el tener ya una presa lo hiciera desistir de matarlo, pensó, y recordó que esa"presa" era Pedro,su amigo. LLoró en silencio. Dejó pasar unos minutos y se paró sin hacer ruido. Iba a ser imposible salir de ahí con un animal tan veloz persiguiéndolo. 
Salió sigilosamente hasta llegar a la despareja calle. No veía nada,sólo a lo lejos una pequeñisima luz que titilaba. Era su casa. Al no ver al animal dio unos pasos apoyando apenas la planta de los pies y agudizando su oído. Sentía el sudor frío correr por su espalda pero no dejó de caminar. No escuchaba ningún ruido y esto lo estimuló a apurar el paso. Cuando se dio cuenta,estaba corriendo a gran velocidad, pero para su desgracia comenzó a sentir que algo corría detrás de él,muy cerca,dando unas especies de ladridos. Comenzó a llorar desconsoladamente,sabiendo que no iba a poder escapar,hasta que su cuerpo cedió y se rindió. Se arrodilló,puso sus manos sobre su cara y lloró como lo que era,un niño de ocho años. Nunca había llorado de esa manera. Escucho pasos acercándose lentamente y se dio vuelta,con mucho miedo. El animal gruñía en forma pausada y a medida que la distancia que los separaba era menor, logró percibir pese a la oscuridad que era más grande de lo que pensaba. Parecía un gran perro con un espeso pelambre. Lo tenía a menos de un metro y comenzó a sentir un olor nauseabundo que venía de su hocico. Se acercó tanto que sus caras prácticamente se tocaban. Se le revolvíó el estómago debido al terrible aliento del animal. No era un puma,tampoco un perro. No sabía que era. Estaba agachado frente a él. No caminaba en cuatro patas. Por su posición más bien parecía un mono,aunque su cara sí era parecida a un perro o un zorro. Carlitos ya no lloraba más,el terror que tenía era tal que solo atinó a mirar fijamente al animal, con los ojos muy abiertos y temblando como una hoja. La bestia lo olió varias veces mientras gruñia sin parar pero en un tono bajo. Finalmente, dio media vuelta y se fue. Carlitos,todavía estupefacto y temblando,vio con asombro el cuerpo del animal que se alejaba lentamente. Tenía pantalones y llevaba puestas zapatillas rotas,exactamente igual a las que tenía Pedro. Cuando por fin despareció en la oscuridad, comenzó a correr en la otra dirección, jurándose nunca más jugar con Pedro. Por lo menos de noche.
                                                                                                                   FIN