jueves, 29 de enero de 2015

La Venganza de Jhon



9:40, hora del este. Jhon Car llega al predio veinte minutos antes de la hora prevista.
Los amortiguadores del Mustang 67 plateado se tambalean con alivio cuando se ven liberados de las 265 libras de peso del conductor.
Jhon toma un gran bolso donde llevaba algo más que ropa deportiva y cremas para los dolores musculares,ese bolso desborda de fe y esperanza.
<Este es mi día>, pensó.
Luego de meses de vida sedentaria Jhon había salido a correr esa semana. Quería jugar. Lo necesitaba.
Yellow Fourth Bros está abarrotado de gente. A pesar de estar a varias millas del centro de la ciudad en un sector del estado en donde predominan extensas praderas solo accesibles por una ruta casi olvidada, el torneo de football soccer atraía a muchos hombres con deseos de escapar por un rato de sus hogares y problemas financieros, aunque más no sea por un par de horas.
Cruzó la portezuela y atinó a esbozar una sonrisa. Allí estaba Abe,el joven propietario del lugar juntando leños para encenderlos y preparar su ya famosa y deliciosa barbacoa de carne de res, uno de los motivos por los que Jhon iba religiosamente cada fin de semana.
Perfect Assistance, el team con el que hoy se enfrentaban estaba ya en plena charla técnica. Allí estaba sentado el goalkeeper Raymond González. En su mano tenía una fría lata de cerveza Budweisser que acompañaba silenciosa a su mirada vidriosa y perdida en la gramilla sintética. 
< ¡Oh,men,mataría por una cerveza helada!>, pensó Jhon.
Reprimió la tentación y centro sus pensamientos en el juego.<LosRed Stars me necesitan al 100 %> Sabía que no era verdad. Los muy bastardos lo dejaban en la banca y solo cada tanto lo dejaban ingresar cuando el juego ya estaba controlado. La última ocasión en que había jugado fue contra Carter´s Son, la franquicia del maldito demócrata George Paulina. Fueron dos míseros minutos en los que ni siquiera tocó el balón. 
Reprimió el mal recuerdo y saludó con un gesto a sus rivales que le contestaron de mala gana.
-¡Jhonny,aquí estamos!.
La voz de su cuñado Jhosep Hizak era tan inconfundible como sus carcajadas y su voluminoso abdomen. Él era el coach y capitán de la franquicia Red.
Junto a él estaba el resto del equipo. Un cardúmen de indocumentados a los que no soportaba. <Chicanos>.
Ellos eran los culpables de que él vaya a la banca. Hizak confiaba en ellos más que en el propio Jhon lo que lo hacía odiarlos profundamente.
Los saludó con recelo. El único de los inmigrantes con el que hizo buenas migas era Karl Schlottahuer,un alemán enorme y muy reservado. Buen jugador de soccer. Y racista,como él.
Sentía por ellos el mismo rechazo y resentimiento que alguna vez sintió por los irakíes durante la guerra del Golfo.
<Bazofias...no merecen vivir en América>
Pese a esto,Jhon continuaba yendo porque era consciente que quedarse en su casa no lo ayudaba. Las imágenes de la guerra aún lo mortificaban. Arena y sangre eran sueños recurrentes; solo cuando estaba en su camión recorriendo el país o practicando algún deporte su mente descansaba.
-Jhonny, hoy irás a la banca, serán de la partida los "comedores de burritos-, Josh se lo dijo riendo a sabiendas que los mexicanos no entendían el inglés.
Jhon hizo un gesto de reprobación pero Hizak rápidamente evitó la discusión dándole la espalda y  hablándole con gestos a los que saldrían a jugar.
La ira lo carcomía; bufó disgustado. Mientras tanto,los equipos se preparaban para salir al campo de juego.
En el campo más cercano estaba a punto de terminar el juego entre Old Dog´s y Dangerous Play o"DP",como ellos se hacían llamar, dos de los equipos más fuertes del "Teachers Tournament". En el campo más lejano los Rustic Art,un equipo formado por artistas armenios y musulmanes liderados por Anib Al Amarhij y Alexei Chandarián se enfrentaba al Hard Face del itálico Michael "Fox" Mattioli, un rechoncho ex miembro de la mafia italiana de San Diego.
<Terroristas y mafiosos hijos de perras,con gusto les pondría una granada MK-2 dentro del balón para que vuelen sus vísceras por los aires>, pensó Jhon preso de la aversión y el asco mientras podía observar a lo lejos los burdos números hechos con cinta de los Rustic Art. <Pobres diablos adoradores de Alá>
Pero a Jhon lo alegraba ver jugar a los Dogs. ¡Esos sudacas sí que sabían pegar!
Sabiéndose dueño de la banca,se acercó a ver el juego que concluía. Los Dogs ganaban por dos anotaciones a uno pero a él no le interesaba el resultado ni las anotaciones, Jhon quería ver sangre pero el referí lo terminó sin darle tiempo a nada. <¡Fuck!>
Ver a tanto inmigrante en su país lo asqueaba.<Armenios,sudacas,asiáticos,negros...Si tuviera mi fusil Bushmaster ACR de 5,56 mm borraría del mapa a todos estos chupasangres>.
Los jugadores entraron al campo. Jhon vio que además de él también iban a la banca Martin Moon y Adrian Reginald y se acercó furioso a su cuñado para recriminarle.
-Jhosh, ¿pones en el equipo a inmigrantes ilegales y a nosotros nos dejas fuera?...¡Eres un maldito bastardo demócrata!"
Hizak intentó tranquilizarlo.
-Jhonny,Jhonny...cálmate,ya tendrás tu oportunidad. Estos chicanos saben del juego. ¿Acaso no quieres ganar la barbacoa para el equipo?-. Joshep sabía el punto débil de su cuñado. Jhon miró hacia la parrillada y el humo que salía de ella lo calmó. Se hizo a un lado sin decir palabra.
El partido comenzó. No se sentía representado por un team donde abundaban apellidos como Ruiz, Fernández y López. Schlottauer sobresalía entre ellos como un oasis en el desierto.
Jhon los veía con el balón en los pies y pese el odio acérrimo hacia ellos sabía bien que esos muchachos eran mejores que él y los demás de la banca. En menos de 10 minutos ya ganaban por 3 anotaciones. Raymond González y sus muchachos nada podían hacer ante esos mexicanos muertos de hambre pero increíblemente habilidosos. El mediocampo de los Assistance estaba conformado por tres hermanos colombianos, conocidos-y temidos- como los Brizuela´s Boys en los bares de los barrios bajos de la zona de Green Bay donde el ron y el tequila los envalentonaba para tomarse a golpes de puños con cuánto grupo de pandilleros encontraran. Pero nada podían hacer ante los "comedores de burritos". A Jhon se le antojó un burrito ante este pensamiento.
Terminado el primer tiempo miró de reojo a su cuñado. Este le daba indicaciones a Moon, evidentemente iba a hacer ingresar al vehemente y violento back antes que a él. 
Jhon volvió a estallar.
<¡Shit!...bien merecido tienes que Joan te haya engañado con ese Personal Trainer senegalés>, pensó Jhon al tiempo que recordaba aquella ocasión en la que vio a su hermana salir de un motel con el fibroso africano. Nunca la perdonó por eso. <Se hubiera buscado un americano la muy perra>.
Promediando el segundo tiempo los Assistance se acercaron al marcador. 3 a 2 era ahora el resultado. Era evidente que Josh no iba a ponerlo. Pero no fue así. Lo miró y le hizo un ademán con la mano derecha,llamándolo. Jhon se acercó entusiasmado.
-Ven Jhonny,necesito que busques una documentación de mi auto-, le dijo serio para luego reír como un bobalicón. Le gustaba hacer esas estúpidas bromas.<Maldito cornudo>, pensó Jhon furioso.
-¡Es una fucking broma hermano! Ingresarás por Ruiz que se está saliendo de sus cabales...el árbitro aún no lo ha echado sólo porque no sabe español...".
Y era verdad,el calvo centrocampista discutía todo lo que el árbitro cobraba, pero además estaba jugando muy brusco.
-Ok- le contestó y sacó raudo de su bolso la enorme sudadera con el número 80 en su espalda. Ésta le iba muy ceñida al cuerpo, dejando muy poco a la imaginación.
Jhon comenzó a hacer movimientos pre competitivos moviendo torpemente sus dos piernas. Sacudía sus pies como si un pequeño perro faldero jugueteara con sus media y él se lo quisiera quitar de encima.
-¡Diego! ¡Diego!-,gritó Joshep poniendo sus dos manos como un megáfono para luego llamarlo con su brazo derecho en alto.
El calvo y longilíneo mexicano lo miró extrañado, señalándose al pecho como no entendiendo el cambio. Ni Jhon ni Joshep hablaban español pero sabían muy bien que estaba insultándolos.
-¡El muy cabrón no quiere salir!-,inquirió Jhon a los gritos al tiempo que maldecía mirando al cielo. No era la primera vez que se negaba a salir.
<¡Chicanos bastardos,lacras de la sociedad! ¡¡Los mataré a todos!!> 
Jhon había enloquecido al ver que el mexicano no solo no salió sino que lo peor fue que su cuñado no había echo nada para sacarlo y se quedó como si nada, viendo el juego.
Jhon no lo soportó más. Con velocidad inusitada salió del predio empujando en su carrera a los integrantes del equipo de Axe & Chalk que acababan de entrar y se estaban poniendo sus chillonas casacas amarillas.
-Ey,Jhonny, ¿qué carajos te sucede?-,preguntó su capitán Charles"The Sheriff"Leiva. Pero Jhon estaba enceguecido y pasó a su lado como si no existiera.
Subió a su auto y puso las llaves. Respiraba profusamente mirando por el parabrisas con ojos inyectados en sangre. Abruptamente bajó y golpeó con sus puños al techo del automóvil.
Se dirigió hacia atrás y abrió la cajuela removiendo herramientas y bolsas. Cuando llegó al fondo levantó una de tapa y saco una AK-47 laminada azul. Sus ojos desorbitados la miraron por unos segundos. Cerró la cajuela violentamente.
Volvió a Yellow Fourth Bros con expresión alienada y comenzó a disparar. Primero al cielo. Gritos y corridas se dieron al instante. Con paso firme apuntó a Abe que con incredulidad miraba lo que estaba sucediendo. Una bala perforó su frente y el contenido de su cráneo se estrelló contra la pared. Jhon estaba como poseído. Sus pupilas estaban dilatadas y no pestañeaba. 
Los jugadores de los dos campos y los que esperaban para jugar miraron hacia donde estaba Jhon y comenzaron a correr en dirección contraria pero esto resultó ser era una trampa mortal. Las canchas estaban cerradas en su periferia por un grueso y alto tejido de metal,era imposible salir.
Los más cercanos a Jhon corrían a su lado rogando a Dios que no les dispare, tapándose ingenuamente con sus brazos como si ellos fueran inexpugnables a las balas. Muchos escaparon pero otros no tuvieron esa suerte.
Pero esa mole de furia incontenible centraba su mira en dos objetivos. Jhosep Hizak y el chicano calvo apellidado Ruiz, el maldito al que no le gustaba salir del campo de juego. A pesar de ello por un leve momento sus ojos hicieron blanco en otros dos objetivos, los centreforward de la DP, Frederick Thompson García y al puertorriqueño Sergio Elmer Figueroa Gómez de The Vragancy. Los dos corrían asustados, saltando como dos gacelas hembras. <Esto es por anotarnos en cada maldito juego de football soccer>. Y dos disparos certeros dieron en sus espaldas. Cayeron muertos instantáneamente. <Ahora anótenle a la portería de San Pedro, motherfuckers>
Siguió su caminata mortal. Cada segundo que pasaba era un paso más que se cercaba a la multitud de hombres que lloraban como niñas, amontonándose unos contra otros como bisontes acorralados por
cazadores pieles rojas. Jhon disparó una catarata de balas entregándose extasiado a la masacre. Muchos cayeron en ese raid de balas pero él seguía centrando sus pensamientos en dos objetivos. En su andar lento un tendal de cuerpos con sudaderas deportivas se abrían ante él como el mar Rojo se abrió ante Moisés.
Diego y Joseph sabían que ellos eran a los que buscaba Jhon Car. Ambos se quedaron temblando en posición fetal sin atinar a correr, temblando y abrazándose con todo el peso de sus cuerpos apoyados sobre la cerca metálica que evitaba que el balón salga del campo de juego.
<Parecen dos malditos homosexuales a punto de fornicar>, pensó divertido.
-Les llegó la hora hijos de perras-, dijo babeándose mientras blandía casi excitado con las dos manos su AK-47.
-Tú,cornudo imbécil vas a morir primero-,le dijo a su cuñado que reía entre nervioso y asustado.--Hey, Jhonny,no puedes hacer…-.No dejó que terminara la frase. Descargó una lluvia de balas sobre su abultado abdomen,dándole el tiro de gracia en la cabeza. Jhon largó una maquiavélica carcajada al aire.
Ahora su mirada se centraba en Diego. Este comenzó a gimotear. Sabía que había llegado su hora.
-¿Dónde está ahora el recio futbolista que no quiere salir? ¡¿Eh?! ¡¿Eh?!-. Jhon oficialmente había enloquecido. Y lo disfrutaba.
Acercó su carota regordeta y comenzó a burlarse de él diciendo frases en español que no tenían sentido.
Babeando y riendo enloquecido se alejó varios pies y descargó la totalidad de las balas sobre el escuálido cuerpo del jugador mexicano al grito repetido de ¡¿Saldrás o no?!. Cuando el arma estuvo totalmente descargada y en los dos campos solo quedaron cuerpos inertes, Jhon dio media vuelta y como un zombie se dirigió a la puerta de entrada donde dejó caer el arma caliente sobre la gramilla artificial. 
Abandonó el campo y se acercó a la humeante parrilla con la carne aún asándose. Chapoteó sobre el espeso charco de sangre que salía de la cabeza de Abe y tomó de la nevera una cerveza helada y de la mesa dos hogazas de pan con los que se preparó un emparedado rebosantes de carne y se sentó tranquilo a almorzar. A lo lejos escuchó las sirenas de la policía del condado. Sin darle importancia dio un gran bocado al emparedados mientras sonreía con gesto demencial.
Ese era su día.
FIN


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